En SFXC no dejamos de sorprendernos por los usos y aplicaciones innovadores y de gran alcance de nuestros productos de cambio de color, y más aún cuando a mediados del año pasado la Tate Modern se puso en contacto con nosotros para realizar una aplicación muy ambiciosa y sin precedentes para la mundialmente conocida artista cubana de instalaciones y performances Tanya Bruguera.
El reto era el más grande hasta la fecha: producir un suelo que cambiara de color para la gigantesca sala de turbinas de la Tate Moderns, con una superficie de 200.000 pies cuadrados. Esto iba a requerir enormes volúmenes de producto y muchas, muchas horas de investigación y planificación militar. En primer lugar, tuvimos que considerar el hecho de que, durante los 6 meses, la instalación sería vista por un millón de visitantes estimados que pasarían por esta zona de esta galería de clase mundial. Y no sólo pasarían, sino que los visitantes se sentarían en él, se tumbarían, lo tocarían, lo rozarían, rodarían por él...
Este suelo tenía que ser muy resistente y duradero. No sólo tuvimos que pensar en la durabilidad a largo plazo, sino que también tuvimos que considerar el cambio de temperatura del otoño al invierno y cómo estos cambios afectarían al suelo. Desde las temperaturas atmosféricas dentro del vacío catedralicio de la Sala de Turbinas hasta las temperaturas dentro del sustrato del suelo de la Sala de Turbinas, hormigón, hormigón frío, nuestro trabajo no había hecho más que empezar.
Viajamos con regularidad a nuestra increíble capital, Londres, para celebrar reuniones de investigación, desarrollo e implementación con el maravilloso equipo de la Tate Modern y con Tania Bruguerra, cuya idea fue esta. Juntos exploramos varias ideas de cambio de color antes de decidirnos finalmente por el termocrómico, que reacciona a una "temperatura de contacto".
De vuelta a la sede de SFXC, en la somnolienta costa de East Sussex, empezamos a hacer pruebas, pruebas tras pruebas, noches y madrugadas, hasta que por fin conseguimos un producto con el que todo el mundo estaba de acuerdo: un suelo termocrómico que cambia de color y que responde a la temperatura del cuerpo. La tinta termocrómica que utilizamos reacciona con una activación de rango medio. Así, cuando se calienta a la temperatura del cuerpo, la tinta se aclara para mostrar lo que hay debajo. La idea de Tania era tener una sola imagen grande para"revelar " y esto se lograría mediante el trabajo en grupo de las personas utilizando el calor de sus cuerpos.
El suelo estaba hecho de cuadrados resistentes, como los que se utilizan en las perchas de los aviones y en los espacios industriales. Al principio pensamos en la serigrafía, pero por suerte pudimos encontrar una impresora de gran formato capaz de aplicar una imagen en las propias baldosas. Sobre la imagen impresa aplicamos la tinta termocrómica, en este caso optamos por utilizar nuestro sistema termocrómico pulverizable (disponible en 7 colores!) por sus propiedades de resistencia. Sólo en este caso, aplicamos la tinta mediante rodillos. Nos divertimos mucho enseñando al equipo técnico de la Tate Moderns la aplicación, de modo que todo el suelo se recubrió con una capa superior de resina de alta resistencia que proporcionaría una protección duradera frente a los meses de tráfico intenso que se avecinaban. Ahora todo lo que teníamos que hacer era sentarnos y disfrutar del espectáculo.